Arrepentimiento
La presencia y obra del Espíritu Santo en el mundo y en el corazón del hombre por medio del evangelio de Jesucristo (Juan 16:8-11) produce CONVICCIÓN, una consciencia y reconocimiento de que ha pecado contra Dios y necesita confesar esa culpa con un dolor que es según Dios (2 Corintios 7:10). En resumen, el arrepentimiento no sólo significa sentirse compungido por el pecado, sino en apartarse y abandonar la vida antigua (hábitos pecaminosos) hacia un nuevo caminar en la fe en Dios a través del Espíritu Santo y en compañía del pueblo de Dios (Hechos 2:42).
El resultado del arrepentimiento es la salvación, una obra que es tanto instantánea (nuevo nacimiento—Juan 3:3-8) y vivificante, comenzando con la nueva vida que el Espíritu Santo le imparte al creyente y culminando con un cuerpo glorificado (Hebreos 9:28; Marcos 1:15; Lucas 13:3; Hechos 3:19). El arrepentimiento resulta en la Justificación, Regeneración, o lo que se conoce como el “Nuevo Nacimiento”, una experiencia que será descrita más adelante.